lunes, 9 de agosto de 2021

Emergencias Gastrointestinales y Genitourinarios

 

EMERGENCIAS GASTROINTESTINALES Y GENITOURINARIAS 




 

El aparato digestivo está formado por el tracto gastrointestinal, también llamado tracto digestivo, y el hígado, el páncreas y la vesícula biliar. El tracto gastrointestinal es una serie de órganos huecos unidos en un tubo largo y retorcido que va desde la boca hasta el ano. Los órganos huecos que componen el tracto gastrointestinal son la boca, el esófago, el estómago, el intestino delgado, el intestino grueso y el ano. El hígado, el páncreas y la vesícula biliar son los órganos sólidos del aparato digestivo. 



ULCERAS PEPTICAS 

Ulcera péptica, es un término utilizado para referirse al grupo de lesiones ulcerativas del tracto gastrointestinal superior, ya sea en la porción superior del duodeno o en estómago. Se define úlcera péptica como: una lesión que penetra la capa mucosa y en ocasiones la capa muscular del estómago o duodeno, formando una cavidad con inflamación aguda y crónica a su alrededor, siendo esta la principal causa de sangrado digestivo alto. Actualmente se reconocen como las principales causas de la ulcera péptica: la infección por Helicobacter pylori y el uso desmedido de AINES. 

FISIOPATOLOGIA 

Diversos factores pueden contribuir al desarrollo de una úlcera péptica, siendo la vía final común la lesión acido péptica da la mucosa gástrica o duodenal. Hoy en día se considera que el desbalance entre factores agresores y protectores es el principal mecanismo por medio del cual se producen ulceraciones en la mucosa gástrica o duodenal. 

Úlcera duodenal: 

Estudios han demostrado la presencia de Helicobacter pylori hasta en un 95% de los pacientes, siendo este el principal mecanismo de formación de las úlceras duodenales. La bacteria, se encuentra adaptada para sobrevivir en el ambiente estomacal; ya que posee una enzima llamada ureasa, que convierte la urea en amoniaco y bicarbonato, creando así un ambiente alrededor de la bacteria que amortigua el ácido secretado por el estómago. 

Úlcera Gástrica: 

Actualmente se han establecido pocas diferencias fisiopatológicas entre las úlceras gástricas y duodenales, encontrándose infección por Helicobacter pylori en un 60 a 80% de los pacientes con úlcera gástrica. La secreción de ácido en estos pacientes es variable, siendo la disminución en factores de defensa el principal mecanismo de formación. El reflujo gastroduodenal tiene un importante papel en el debilitamiento de las defensas de la mucosa gástrica, ya que el jugo duodenal contiene bilis, lisolectina y jugo pancreático, ocasionando lesión en la mucosa gástrica.  

Tipo 1 o de Johnson: Es la más frecuente, se asocia con baja producción de ácido. Se localiza en la incisura angular en la curvatura menor, cercana al borde entre antro y cuerpo estomacal. 

Tipo 2: Es la presencia de una úlcera gástrica y una duodenal. Se asocia a hipersecreción ácida 

Tipo 3: Es una Úlcera prepilórica con hipersecreción acida. 

Tipo 4: Ocurre cerca de la unión gastroesofágica. 

Ulceras Asociadas a AINES: McColl establece en su estudio que la inhibición de la síntesis de prostaglandinas es el principal mecanismo de lesión gástrica, ya que las prostaglandinas son un factor de protección de la mucosa en dicha zona. Se demuestra que el uso de inhibidores COX-1 se asocia con mayor riesgo de presentar úlcera péptica en comparación a los inhibidores selectivos COX-2. 

PRESENTACION CLINICA 

Los pacientes de úlcera péptica presentan usualmente dolor epigástrico, que los despierta en la madrugada y se atenúa con la ingesta de comidas, sin embargo no son los únicos síntomas a considerar.

Más del 90% de los pacientes con úlcera péptica presentan dolor epigástrico ardoroso asociando nauseas, vómitos, tos, meteorismo y en ocasiones pérdida de peso. Este dolor es usualmente localizado, no irradiado, dando inicio cuando el estómago se encuentra vacío, 2 a 5 horas después de la ingesta de comida. 

El dolor se alivia con la ingesta de comida o con el uso de antiácidos. El 66% de los pacientes con úlcera duodenal y el 33% de aquellos con úlcera gástrica suelen despertarse entre 12 y 3 AM refiriendo dolor epigástrico. 

Pacientes con edad avanzada tienen menor probabilidad de presentar síntomas, pero aumentan el riesgo de complicaciones como: perforación, hemorragia y obstrucción. La sintomatología más común en pacientes >80 años es la siguiente: dolor epigástrico (74%), nauseas (24%) y vómitos (20%).

COMPLICACIONES 

El examen físico es de suma importancia para determinar y descartar aparición de complicaciones de la úlcera péptica. Tres de las principales complicaciones son las siguientes: • Hemorragia: Estudios establecen que se puede presentar una hemorragia hasta en un 15% de los pacientes con úlcera péptica, con una tasa de mortalidad en ellos de un 10%. 

Perforación: Tiene una prevalencia de un 5% en pacientes con úlcera péptica. Los factores más importantes como causa de dicha complicación son: el uso de AINES y la presencia de infección por H. pylori. Usualmente se presenta con dolor abdominal generalizado intenso, sangrado (sobre todo en ulceras posteriores), taquicardia, cianosis, hipotensión, letargia y anuria. Se determina un abdomen con datos de irritación peritoneal, con rigidez muscular voluntaria e involuntaria. 

Obstrucción (Estenosis Pilórica): Se asocia más a malignidad que a la presencia de una úlcera péptica. Se produce en 2 a 4% de los pacientes con ulcera duodenal y el 80% de los casos se debe a enfermedad úlcerosa crónica. Los pacientes presentan pérdida de peso, con sensación de plenitud precoz y vómitos. Es importante realizar endoscopía con biopsia para descartar malignidad. 

Hemorragia: Estudios establecen que se puede presentar una hemorragia hasta en un 15% de los pacientes con úlcera péptica, con una tasa de mortalidad en ellos de un 10%. La mayor parte de los casos ocurre en pacientes con edad >65 años. 

Se estima que entre un 80 y 85% de los casos el sangrado se detiene de forma espontánea, siendo requerida únicamente terapia de soporte. En aquellos pacientes con sangrado continuo y con inestabilidad hemodiámica se requiere la endoscopia, una vez alcanzada la hemostasia se recomienda el uso de inhibidores de bomba de protonesa altas dosis. 

TRATAMIENTO 

El tratamiento de la úlcera péptica consiste en sanar la lesión y prevenir complicaciones. Se debe promover el cese de consumo de alcohol y tabaco, así como dar uso adecuado a los AINES.

Triple terapia erradicadora de H. pylori: Por medio de ésta se consigue acelerar el proceso de cicatrización evitando la aparición de complicaciones. Se recomienda y se ha descrito el uso un inhibidor de bomba de protones (Omeprazol, 1 comprimido cada 12 horas vía oral) en conjunto con Amoxicilina (1g cada 12 horas vía oral) y Claritromicina (500mg cada 12 horas vía oral) por un periodo entre 7 y 14 días. 

Inhibidores de bomba de protones: Es el tratamiento de elección ya que son los antisecretores más potentes. Disminuyen la secreción de ácido al unirse de manera irreversible con la bomba de protones en las células parietales del estómago. Deben administrarse 30 minutos antes de cada comida. 

Antihistamínicos H2: Bloquean los receptores H2 en las células parietales del estómago, disminuyendo la secreción de ácido y pepsinógeno y la actividad de la pepsina.


LESION RENAL AGUDA


La Insuficiencia Renal Aguda (IRA) se define como la disminución en la capacidad que tienen los riñones para eliminar productos nitrogenados de desecho, instaurada en horas a días. La eliminación de productos de desecho no es la única función de estos órganos, quienes además desempeñan un papel imprescindible en la regulación del medio interno, manteniendo el equilibrio electrolítico y la volemia en unos márgenes muy estrechos. 

Oliguria y anuria

El volumen normal de diuresis se mueve en un amplio rango en función de las necesidades del organismo para regular primariamente volemia y osmolalidad plasmática. Cuando se orina menos de 400 mL/día hablamos de oliguria y una cantidad inferior a 100 mL/día se conoce como anuria. 

RA prerrenal

En determinadas situaciones clínicas en las que la perfusión renal se encuentra comprometida, existe una respuesta fisiopatológica mediada por reacciones hormonales y estímulos nerviosos, que condiciona la disminución del flujo de orina y la eliminación de cloro y sodio por los riñones. Esta orina, sin embargo, se encuentra más concentrada en solutos de desecho (urea, creatinina, fosfatos, amonio) por lo que tiene una osmolalidad elevada. La necesidad diaria de desembarazarse de unos solutos, que representan aproximadamente 800 miliosmoles, se consigue eliminando una orina tan concentrada como 1.200 mOsm/kg o tan diluida como 100 mOsm/kg, según convenga ahorrar agua. 

IRA posrrenal u obstructiva

Por último, aunque los riñones cumplan inicialmente bien sus misiones de filtrar, reabsorber y secretar, una obstrucción al flujo urinario acaba repercutiendo en estas funciones y puede llegar, si es bilateral (o unilateral sobre un único riñón que funcione) a provocar anuria (definida como la emisión de orina menor de 100 mL/día). En este caso, se habla de fracaso renal agudo obstructivo o posrrenal. El grado de reversibilidad es alto y la función renal retorna con rapidez a sus valores iníciales al corregirse la causa o facilitar simplemente que la orina salga (mediante sondaje, cateterización o nefrostomía).  

Biopsia Renal

La biopsia renal  es una práctica poco cruenta en la actualidad, y no exenta de riesgos. La modalidad preferida es la biopsia percutánea. Actualmente se realiza con control ecográfico y dirigida a través de guía, efectuando el disparo de forma automática. Con todo ello se ha conseguido una importante reducción de las complicaciones con buena rentabilidad diagnóstica. En ocasiones especiales se puede optar por la biopsia quirúrgica ¿a cielo abierto- o incluso por la biopsia transyugular. Esta última se reserva para pacientes con alteraciones de la coagulación o cuando se quiera realizar concomitantemente una biopsia hepática. 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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